1. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación han adquirido un papel fundamental en el modo de producción y en todos los sectores de la vida social como expresión de una nueva situación estructural del capitalismo, producto de la crisis de transición del siglo XX al XXI.
2. El desarrollo científico y tecnológico -especialmente en lo referente a las TIC, las biotecnologías y el desarrollo de nuevos materiales- demuestra el extraordinario grado de socialización de la producción y la potencialidad que ha alcanzado el conocimiento humano, lo que abre inmensas posibilidades liberadoras y de bienestar a la sociedad. Pero el sistema económico y de poder que llevó a esos desarrollos impide, al mismo tiempo, que aquellas posibilidades se realicen, profundizando, al contrário, el individualismo, la miseria y la violencia.
3. Los sistemas de comunicación de masas reflejan esa situación y sirven para mantener y perfeccionar los mecanismos de alienación, reduciendo las posibilidades de comunicación democrática y liberadora a un tipo de interactividad en que el sujeto social está cada vez más preso del consumismo y la enajenación, como resultado de la exacerbación del sistema mercantil.
4. Todos los sectores de la comunicación, apoyándose en la convergencia que propician las TIC pasan por una brutal concentración y centralización apoyados por el poder estatal, mientras que, por otro lado, ese mismo poder dificulta al extremo la acción de aquellos actores no hegemónicos que podrían representar una alternativa democrática y progresista de organización de los sistemas de comunicación como el movimiento de las radios y TVs comunitarias y todos los sectores de servicio público, cada vez más arrinconados y desfigurados, imposibilitados de competir contra los poderosos intereses econômicos oligopólicos.
5. Frente a esta situación y muy influenciados por lo que se ha llamado «pensamiento único», se han hecho dominantes en las ciencias de la comunicación los estudios de carácter tecnocráticos e instrumentales, desprovistos de cualquier dimensión crítica o alternativa. Así, los enfoques críticos de la comunicación de los años 70 han cedido el lugar hegemónico a teorías apartadas de los graves problemas concretos que afectan a nuestras sociedades. Esta situación es particularmente grave en América Latina y otras regiones del tercer mundo.
6. Una de las consecuencias es que la formación de los profesionales en comunicación se muestra inadecuada para el enfrentamiento de los problemas concretos de las sociedades contemporáneas, puesto que su función de mediadores sociales exigiria no simplemente el conocimiento formal de las técnicas y tecnologías informáticas y comunicativas, sino principalmente, el espíritu crítico y la capacidad de comprensión amplia de su papel en el mundo.
7. Esto no impide que la rebeldía de la juventud se manifieste en una postura crítica y una acción política y cultural que intenta convertirse en contra-hegemónica. Tampoco impide que diferentes sectores sociales se organicen para reivindicar y practicar otro tipo de comunicación. Pero la efectividad de esos movimientos se ve profundamente dificultada, entre otras razones, por la orfandad teórica que padecen.
8. Los problemas no se limitan al campo de la comunicación. La actual reestructuración capitalista, al poner en relieve la subordinación del trabajo intelectual a la lógica actual de acumulación, exige un cambio profundo en todos los sectores de la enseñanza, investigación, ciencia y tecnología. Se pretende que los laboratorios universitarios se transformen en centros de producción de conocimientos directamente vinculados y al servicio de determinadas cadenas productivas y reducir el papel de la Universidad Pública, a simple formadora de la nueva clase trabajadora del siglo XXI. En todos los campos, y apesar de los avances efectivos en el intercambio y construcción colectiva del conocimiento, el pensamiento crítico se ve marcadamente reducido y estigmatizado.
9. La resistencia a la tendencia hegemónica del pensamiento único, en el campo de las Ciencias de la Comunicación, no puede desconocer la Economia Política de la Información, la Comunicación y la Cultura, entendida como un conjunto de enfoques críticos y heterodoxos, contrapuestos al llamado «main stream». En las asociaciones nacionales e internacionales de Ciencias de la Comunicación, los grupos de Economía Política vienen asumiendo un importante papel en la organización de intelectuales de ese campo dedicados a un tema marginado hasta hace muy poco tiempo. Como resultado se ha creado un marco teórico propio, interdisciplinar y pertinente para la comprensión de la realidad actual, proporcionando un importante instrumental de análisis para fundamentar la acción de los actores sociales no hegemónicos en el campo de la comunicación. La escuela lationoamericana, por su parte, ha tenido la capacidad de desarrollar un aporte teórico original, y de incorporar las contribuciones de los autores anglosajones y europeos.
Las dos organizaciones internacionales más importantes que albergan grupos de Economía Política de la Comunicación, en este momento, son AIERI/IAMCR y ALAIC. En este momento, desde América Latina nos proponemos impulsar una organización más amplia de la Economía Política de la Comunicación, la Información y la Cultura, incorporando los diferentes aportes latinos, en diálogo con otras corrientes. El grupo EPTIC/ALAIC, el site EPTIC y este 1er. Encuentro de Economía Política de la Comunicación del Mercosur demuestran claramente su importancia y viabilidad.
En este sentido, la asamblea de clausura del 1er. encuentro de Economía Política de la Comunicación del Mercosur invita a todos los investigadores y estudiosos de la comunicación, información y la cultura de los diferentes países latinos a incorporarse al II Encuentro de Economía Política de la Comunicación a realizarse en la ciudad de Brasilia en el mes de marzo de 2002, con el objetivo de discutir la posibilidad de crear la mencionada asociación.